Quedaban menos de cuarenta y ocho horas, todo estaba preparado y al final... no pudo ser, me eché atras, me paralizó el miedo y no pude seguir adelante.
Las presiones, los temores, las inseguridades y el maldito vértigo, ese vertigo que desaparece cuando estoy arriba, pero que mientras subo me paraliza y no me deja pensar con claridad.
Y aquí estoy, en el mismo sitio, a las mismas horas y preguntándome mil veces si habré hecho bien o mal. Preguntándome quien soy y a que lugar llegaré profesionalmente.
Lo que es cierto es que esté donde esté, trabaje donde trabaje mi actitud deberá de cambiar.
Los modernos de ahora le llaman pensamiento positivo, pero hace cientos de años alguien ya lo dijo con menos "rimbombancia"
Filipenses 4:6-9
Ha sido duro, está siendo duro. No es facil dar marcha atrás y olvidar ciertas ilusiones que durante un tiempo se han anidado en el corazón, pero al menos, mi hijo me sigue llamando cuando se despierta y mi mujer me sigue mirando como solo ella sabe hacerlo. El pequeño tardará en comprender lo que le pasa a su padre, y la "pequeña" me entiende y me lanza a seguir hacia delante.
Seguiremos consiguiendo objetivos juntos, seguiremos luchando juntos, seguiramos pasándolo canutas a veces, pero lo importante es llegar a la conclusión que llegamos hace ya varios años.
Encomienda al Señor tu camino, confía en él y él hará. Salmo 37:5
1 comentario:
¿Quien dijo que el éxito era alcanzar dinero, fama o poder?
Saber quien soy, eso si es éxito.
¡¡¡Bravo amigo!!!
Con el tiempo solo queda lo importante, y te aseguro que no es lo que los demás piensan.
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